La sequía en San Luis y sus consecuencias: hectáreas de cultivo perdidas, diques que se cruzan caminando y lluvias por gotas
En lo que va del 2022 cayó la mitad de las precipitaciones que se dieron en el mismo periodo pero del año pasado. Una consecuencia del cambio climático que impacta de lleno en la vida de los puntanos, desde el campo hasta la cota de los embalses. Estudios dan cuenta del delicado escenario que atraviesa no solo la región sino todo el país.
Lejos quedaron las épocas de abundantes ríos, arroyos y lluvias que apaciguaban largos periodos de sequía. Hoy la realidad es otra en toda Argentina y particularmente en San Luis.
La falta de agua tiene un impacto crítico en la naturaleza y en las actividades de los vecinos, principalmente en la zona noroeste de la provincia tal como en los departamentos Ayacucho, Belgrano y parte de Pueyrredón, Pringles y San Martín.
Uno de los organismos que da cuenta del actual contexto es el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Compara el agua alojada con respecto al máximo posible hasta un metro de profundidad del 20 de agosto del 2022 versus el mismo día, pero del 2021.
Las regiones más afectadas contienen entre un 0% a un 10% de agua, mientras que otras, como las del sur o del este puntano, presentan de un 10% a un 30%. Provincias como Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y buena parte de La Pampa presentan una realidad similar con alta sequía.
Agua alojada con respecto al máximo posible hasta un metro de profundidad. (Fuente: INTA).
Este delicado panorama también se vislumbra cuando se analizan las precipitaciones ya que se observan los bajos registros. En todos los sectores cayó menos lluvia que el año pasado.
Para arribar a esa conclusión se tomaron los números informados por la Red de Estaciones Meteorológicas (REM) del 1ro de enero hasta el 24 de agosto tanto del 2022 como del 2021.
Por ejemplo, en la localidad cabecera de Belgrano, Los Manantiales, cayeron 96,5 mm, mucho menos de la mitad que en 2021 (262,2 mm); en tanto que en la capital llovió 206,9 mm cuando antes fueron 427,3 mm.
Otros puntos como Villa Mercedes, durante este periodo, se registraron 264,4 mm y en el 2021 fueron 371,0 mm. En Buena Esperanza anteriormente cayeron 340,3 mm, mientras que este año 317,5 mm.
Los diques y espejos de agua reflejan las consecuencias del fenómeno. Las cotas bajas, los suelos agrietados y la aparición de estructuras que antes se encontraban tapadas por agua son imágenes repetidas. El dique La Huertita en San Martín es el que presenta la situación más complicada con 19,4 metros por debajo de la cota. Le siguen Luján con -12,3 y Nogolí con -11,4.
Hay diques que se peuden cruzar caminando. (Foto: Marcos Verdullo).
Hasta el 23 de agosto, solo cuatro de los 20 embalses no presentaron números negativos, de acuerdo a la página de San Luis Agua:
|La Huertita -19,4 m.
|Luján -12,3 m.
|Nogolí -11,4 m.
|Antonio E. Agüero -11,02 m.
|Saladillo -9,79 m.
|La Estrechura -7,19 m.
|Paso De Las Carretas -6,77 m.
|San Felipe -6,13 m.
|Cruz de Piedra -4,71 m.
|Las Palmeras -3 m.
|Potrero de Los Funes -1,89 m.
|Boca del Río -0,72 m.
|Los Manantiales -1,4 m.
|La Florida -1,39 m.
|Piscu Yaco -0,26 m.
|Berta Vidal de Battini -0,03 m.
|Embalse Villa Mercedes 0 m.
|San Pedro 0 m.
|Vulpiani +0,01 m.
|Chico +0,02 m.
Según la información que recopila el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa), en la Argentina sólo el 32,96% de la superficie (825.609 kilómetros cuadrados) no está seca. El dato es al 30 de junio último.
Las declaraciones de diferentes productores agrícolas y ganaderos puntanos a El Chorrillero son claras: se viven tiempos apremiantes y angustiantes desde hace tres años.
Hay que regresar las agujas del reloj a marzo para encontrar una lluvia importante. Precisan que los chaparrones posteriores son como una gota en el desierto.
La líneas marcadas del agua donde supo estar ubicada.
La presidenta de la Sociedad Rural de San Luis, Yeny Yurchag destacó que el impacto de la sequía en esta campaña “termina siendo muy fuerte”.
“De las 365 mil hectáreas que se cultivaron con maíz en San Luis, se perdieron 15 mil hectáreas, mientras que los rendimientos fueron muy bajos en otras zonas importantes”, sostuvo.
Acerca del alcance sobre la ganadería, subrayó que “la falta de pastos obliga a los productores a achicar sus rodeos”. “Una cantidad todavía no determinada, pero importante de vacas, se vendieron en los últimos meses como consecuencia de la tremenda sequía que nos azota”, indicó.
De esta manera, Yurchag advirtió también sobre los incendios, otra dificultad que deben afrontar: “Varios campos sufrieron el fuego de gran magnitud, destruyendo potreros, aguadas e instalaciones que demandarán una alta inversión para reconstruir”.
La institución tiene sus propios datos en relación a las lluvias. Tomando como referencia la ciudad de San Luis, en 2020 llovieron 449 milímetros, en 2021 591 mm y en lo que va del año 206mm.
Gustavo Del Bosco, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez) e integrante de la mesa directiva de la Sociedad Rural Río Quinto, coincidió con ésta evaluación y calificó a los siguientes meses como claves.
“Vamos a comenzar la campaña de siembra a fines de octubre con los suelos que no logran recomponer la humedad necesaria. Ya tenemos un pronóstico: tendremos el fenómeno de La Niña donde llueve menos de lo normal. En lo ganadero hay problemas de falta de pasto prácticamente en todos los campos. Las reservas en silos o rollos son muy limitadas con precios muy altos. La situación es delicada”, agregó.
El dique Cruz de Piedra desde la ruta. (Foto: Marcos Verdullo).
Los pequeños productores cuya hacienda es mucho menor a la de los grandes, son los más afectados. Aquellos que poseen más recursos tienen la posibilidad de buscar otros campos y mover rápidamente el ganado, en tanto que los primeros tienen destinado liquidar o, en los casos más extremos, dejar morir los animales.
“La mortandad, pérdidas de cultivos e incluso el consumo de agua potable para la población de muchos parajes y viviendas rurales, es el panorama que nos trasladan todos”, resaltó Yurchag.
Por su parte, Del Bosco reafirmó la idea de que el cambio climático “desconfigura” los periodos de lluvias y las zonas dónde caen.
“Es muy variable. En algunos lugares se puede dar que llueva más, pero en otros mucho menos de lo normal”, destacó.
Daniel Cacela, un productor de Juan Jorba dedicado al cultivo de maíz y soja, explicó que ni siquiera pueden planificar el preparado de la tierra y que el riesgo de elevar los costos es muy grande.
“Tenemos que pulverizar y fulminar toda la tierra y no se hizo hasta el momento debido a que todo está muy seco y, encima, el viento no ayuda. Estamos entrando a la etapa más difícil del año porque se terminan los pastos de invierno y todavía no tenemos los de verano”, dijo.
El dique es uno de los más afectados por la sequía. (Foto: Marcos Verdullo).
Es así que bregan para que se declare la Emergencia Hídrica a nivel provincial. Pese a los intentos y a las presentaciones ante Terrazas del Portezuelo, todavía no hay señales que esto se efectivice.
¿Qué implica? El diferimiento de los impuestos tales como Ingresos Brutos o Inmobiliario.
“El Gobierno no dijo nada todavía sobre una posible declaración, pero comenzó a restringir el agua en las zonas de riego. El nivel de la mayoría de los diques que tiene la provincia es crítico. Si esto se prolonga por unos meses más, podría comenzar a racionarse la entrega del recurso a través de los acueductos y esto complicaría a los productores que no tienen capacidad de almacenar agua de reserva para la hacienda”, advirtió Yurchag.
Lo cierto es que la sequía golpea y el futuro no es nada alentador. Solo hace falta dar una vuelta por algún dique para ver la gravedad y conocer la palabra de los productores para entender que el cambio climático llegó para quedarse.